En ocasiones disfrazada como “aventura migratoria” o términos semejantes, la salida de Celso Emilio Ferreiro hacia América responde, en realidad, a la única posibilidad que le quedaba después de sentir muy próximo el aliento de la persecución de las fuerzas represivas del régimen franquista. Lo relata muy diáfanamente en una carta personal dirigida a Camilo Díaz que explica por qué aceptó el puesto de activista cultural en el seno de la Hermandad Gallega de Caracas.
Baldomero Fernández, José Seijo, Jesús López y Celso Emilio, el tercero por la izquierda, en su llegada a La Guaira, entrada marítima de Venezuela, en el Santa María en junio de 1966.
Celso Emilio, el segundo por la izquierda, con su amigo, el poeta y dibujante Xosé Sesto, su mujer Charo y Jaime Sesto, en la playa de la bahía de Cata. Caracas, 1966.
Entrega de premios en 1967 en la Hermandad Gallega de Caracas, donde Celso Emilio ejercía el cargo de director de Cultura, responsable de la publicación Irmandade, el programa de radio e la Escola Castelao.
De vacaciones con Moraima en Los Andes venezolanos (Santo Domingo), en agosto de 1968.
Celso Emilio, el segundo por la derecha, con el ex vicepresidente de Venezuela, José Vicente Rangel, y el secretario del Partido Comunista Español de Venezuela en aquella época, Manuel Gallego. Caracas, 1969.
En la biblioteca de su casa de Caracas en 1970 acompañado por Xulio Formoso, periodista y en aquel entonces jefe de prensa del Ministerio de Minas de Venezuela. Su hijo musicaría el poema de Celso Emilio O dedo na chaga.
En su casa de Caracas en 1970 con el comandante Soutomaior, quien dirigió el secuestro del buque Santa María como protesta contra las dictaduras española y portuguesa.
Celso Emilio, el primero por la derecha, con Joaquín Marta Sosa y con el poeta Pedro Francisco Lizardo, mirando la primera edición de Longa noite de pedra. Caracas, 1971.
La familia Ferreiro en la despedida de Venezuela. La Guaira, 5 de mayo de 1973.
