Por los camiños de Cangas

13-06-2013

Antonio Carreño
Fuente: http://www.laregion.es/

La obra de Celso Emilio Ferreiro se desarrolla como poeta emigrante, desde el afuera y desde el adentro de su historia: como combatiente en la Guerra Civil, y como máximo rebelde, en palabra, ideología y gesto, de la España autócrata. Es figura clave en la tradición de la lírica gallega de carácter testimonial. Se emparenta con la nueva inquietud social que caracteriza a otros poeta que escriben en castellano, de la misma generación. Pensemos en Blas de Otero para quien la poesía es la máxima expresión de protesta; en Gabriel Celaya quien define el poema como un gran signo de solidaridad, y a quien Ferreiro admira y con quien se corresponde; o en José Hierro. Para el poeta cántabro la escritura lírica es meditación desde el tiempo y sobre el tiempo en que uno se sitúa. Es de destacar la retórica confesional propia del manifiesto testimonial; la sutil dialéctica entre ideología y lenguaje. Y también el afán de imponerse, en el caso de Ferreiro, sobre una casta de clérigos y letrados. O Sono sulagado (1955) es una fulgurante metáfora como denuncia, ideología y textualidad.

Múltiples lecturas pueblan la obra de Celso Emilio Ferreiro. La de Pedro Salinas, por ejemplo, en el poema ‘Ti e mais eu’, incluido en Longa noite de pedra, acertada expresión de la dicha amorosa expresada a través de la enunciación pronominal. La asociación rítmica, fónica, de la copla de andadura popular, de un Juan Ramón Jiménez, un Lorca y Alberti, se asocia con el poema ‘María Soliña’ de Ferreiro. La dramatización lírica bajo varias máscaras, clave en la lírica del renombrado poeta portugués Fernando Pessoa, a quien Ferreiro lee con atención, es evidente en el poeta de Celanova. En mente la ‘Carta a Fuco Buxán’ (obvio alter ego), y su breve necrología, muy al aire de las de Álvaro de Campos, Carlos Reis y Alberto Caeiro, tres de los más conocidos heterónimos de Fernando Pessoa. Sobresalen otros: Paco Pixiñas, Arístedes Silveira, Alexis Vainacova. Y bajo la máscara de Gulliver Ferreiro el mordaz libro de Viaxe ao país dos ananos (1968).

Aparte del emblemático poema ‘Longa noite de pedra‘, sobresale, a modo de agobiante asociación espacial, ‘María Soliña’: ‘Por los camiños de Cangas / a voz de vento xemía: / ai, que soliña quedache /, María Soliña’. Al igual que el poema ‘Longa noite de pedra’, el de ‘María Soliña’ lo motiva un episodio concreto: los tormentos infligidos por la Inquisición a una vieja de Cangas de Morrazo, acusada de meiga. La anécdota trágica, acaecida hacia 1620, se disocia de la estructura formal, paralelística, relatada a modo de trágica canción amorosa. De ahí que se haya visto erróneamente una historia propia de las Cantigas de amigo en que una enamorada, a orillas de la ría de Vigo, o de la isla de San Simón (Martín Codax, Mendiño), esparcía su soledad.

Y como en el poema ‘Longa noite de pedra’, el desamparo es espiritual, cósmico. Presenta a una frágil mujer cercada por el miedo (noche) y asediada por una naturaleza hostil, amenazante. Sobresalen las secuencias rítmicas y el versículo en función reiterativa. La ruptura se establece entre la forma ágil del ritmo y el tema acongojante del estribillo. Caminos, arenales, ondas del mar (‘acedos ecos traguían’), gaviotas, forman una circularidad surrealista y verbal en torno a la diminuta figura de María Soliña. La reclusión es atenazante: es horizontal y perpendicular, sonora, onírica y emocional.

Las connotaciones semánticas de las formas verbales en imperfecto son abrumadoras. Lo es el gemido del viento, los muros erguidos en medio de la noche, el revoloteo de las gaviotas de Cangas tejiendo sueños tétricos. Resalta la fisura entre forma y contexto. Cangas es el referente toponímico presente en cada verso y es a la vez el lugar del emplazamiento. Se cierra la huida por el mar y toda posibilidad de libertad. Frente al mar y frente a María Soliña se emplaza un círculo fatídico: la muerte. La reclusión personal se asocia con la cósmica y el desamparo se agigante con el grito de la conjunción exclamativa ‘ai’. Reclusión, desamparo, alienación vienen a ser referentes constantes, a modo de un angustioso redoble isocrónico.
La reclusión es en la cantiga ‘María Soliña’, forma y materia íntimamente ligadas a un tiempo, un espacio y una historia. Un ejemplar testimonio del reconocido poeta de Celanova.
(Parada de Sil)