Historia dunha muller, versión do grupo “As Garotas”

21-12-2013

Poema de Celso Emilio cantado polo grupo As Garotas


Historia dunha muller
Contaréivos a historia
de aquela muller fea, tristemente
sentada diante a porta
de un remoto domingo de foguetes,
mentras a noite espreita nos tellados
ás ledas anduriñas tecelanas.

Seica ten un marido que foi mozo
e agora é soio sombra
ou meridián de ventos ventureiros.·
Un home que lle escribe indescifrábeles
cartas de amor cando é ano bisiesto,
datadas en Shangay ou Terranova.

Pero ela nunca chora, está sentada
á porta dunha estrela, está esperando
cos ollos postos sobre as duras pedras,
ferida polo tempo, escura llanza.

Contaréivos a historia.

Tivo un fillo de achego nas carqueixas
que aquil ano cheiraban a pecado.
Tivo un fillo lexítimo
legalizado en cánones i en libros,
folio tantos, ut supra, reintegrado
con pólizas e timbres espedientes.

Os fiIlos foron indo
hasta un día de abril, precisamente,
que lles nacéu nas maus unha paisaxe
de capricornios trópicos con lúas
e máxicos pandeiros barloventos.

¡Xa non tiña remedio!

Marcháronse o bastardo e o lexítirno
camiño de ningures
baixo estreIas sin nome.

Agora collen caucho, curten peles
de caimán no Orinoco,
según dixo un veciño
que rexenta un quilombo de mulatas
alá en Venezuela.

Pero ela nunca chora, está sentada
á porta dunha estrela,
ferida polo tempo, escura llanza.

O soño sulagado 1954
Historia de una mujer
Os contaré la historia
de aquella mujer fea, tristemente
sentada delante de la puerta
de un remoto domingo de cohetes,
mientras la noche espía en los tejados
a las alegres golondrinas tejedoras.

Tal vez tiene un marido que fue joven
y ahora es solamente sombra
o meridiano de vientos aventureros.
Un hombre que le escribe indescifrables
cartas de amor cuando el año es bisiesto,
fechadas en Shangay o en Terranova.

Pero ella nunca llora, está sentada
a la puerta de una estrella, está esperando
con los ojos posados en las duras piedras,
herida por el tiempo , oscura lanza.

Os contaré la historia.

Tuvo un hijo de arrimo en las carquesias
que aquel año olían a pecado.
Tuvo un hijo legítimo
legalizado en cánones y en libros,
folio tantos, ut supra, reintegrado
con polizas y timbres expedientes.

Los hijos fueron creciendo
hasta un día de abril, precisamente,
que les nació en las manos un paisaje
de capricornios trópicos con lunaS
y mágicos panderos barloventos.

¡Ya no tenía remedio!

Se fueron el bastardo y el legítimo
camino de no se sabe dónde
bajo estrellas desconocidas.

Ahora recogen caucho, curten pieles
de caimán en el Orinoco,
según ha dicho un vecino
que regenta un prostíbulo de mulatas
allá en Venezuela.

Pero ella jamás llora, está sentada
a la puerta de una estrella,
herida por el tiempo, oscura lanza.